domingo, 31 de julio de 2011

El Inicio de la sordera


Vuelvo a "recopilar" algo propio, ésta vez del 4 de noviembre del 2008.

No sé si la autorecopilación se debe a la escasez de material original o poco difundido, o a mis dotes como redactor, querría pensar que se debe a lo último, lamento creer que se debe a lo primero, disculpas a quien no entienda los sitios, nombres, o situaciones, pero para eso métanse en facebook y se enterarán de la vida y muerte de cada pajarito o tortuga de sus amistades o contactos, cosa importante si las hay:


"El Inicio de la sordera"

Hola Oli y a todos, algunos habrán notado que ando algo perdido del foro, lo habrán notado, y a otros les he escrito personalmente el porqué, que no es mas que cuestiones de trabajo, y no vienen al caso ahora.

Porqué estoy en el Diario o Bitácora de Olinda?; Porque siempre fui medio sordo, al igual que mi abuelo y tíos.

Nada grave, solo que desde recién nacido tuve una infección durante algunos meses que aumentó mi natural tendencia genética a la sordera.

Jamás me supuso ningún tipo de inconveniente más que el perderme algún pedacito de acorde en alguna canción cuando el tono era demasiado grave, creo que si lo puedo poner en porcentajes, mi audición era, y sigue siendo, de un 80%; como nunca me hice una audiometría no puedo afirmarlo; porque siempre oí mas bajo que los demás, no sé lo que es el 100%.

A que viene todo ésto?: Bien, es que desde hace algunas semanas, al lavarme el poco pelo que me queda, se me tapan los oídos, pero no se destapan hasta algunos días después, entonces ese 80% pasa a ser de un 20%, un poco mas sordo de lo que logramos ser cuando nos los tapamos apretando con los dedos.

Y entonces, en estas semanas he podido sentir, cómo se siente el ser sordo o casi sordo por mucho tiempo, y he tenido algunas experiencias, y siempre, cada una, me trae a la mente a Olinda, pero a través de su Diario, quiero compartirlas con ustedes, porque a pesar de que lo mío es fácilmente tratable mediante limpiezas periódicas, creo por primera vez, entender en carne propia las dificultades (cada uno a su manera) que sienten quienes tienen alguna deficiencia sensorial.

Paso a lo mío, que tampoco es mucho:

Manejar: uno depende mucho del oído, quien use casco lo entenderá, pero sordo, depende en su totalidad del cuello, debe moverlo contínuamente para ver, ver, y mas ver, no se sabe nada que no se vea, sea perro o moto, si no se vé, se atropella, y en cada esquina, hay que mirar a ambos lados, porque tampoco se distingue de qué lado viene el bajísimo sonido. Sin olvidarme del vehículo, cosas tan simples como saber si está o no encendido se transforman en trascendentes, y es mejor entonces manejar siempre con las luces bajas encendidas para tener una noción en el tablero, del estado del motor, o me puedo ver acelerando en vacío y no obteniendo respuesta.

Caminar: soy un antipático de porquería, o eso creen; yo, que vivo en pueblo chico, debo responder al saludo de los demás, y no puedo, porque no los oigo; solo distingo que hubo un grito más, y lo peor, no sé de donde vino. Pasa también lo mismo que con el tránsito manejando, en cada bocacalle debo mirar a los cuatro lados, porque ese ruidito que distingo puede venir de cualquiera de ellos, y en mi pueblo, solo hay 8 esquinas con semáforos.

En el supermercado: Ésto me pasó ayer, a las 9 de la noche, me compré húngaras, que me encantan, (ojalá pueda algún día comprar las auténticas, las nacidas, criadas y maleducadas en Hungría), y estaba en la fila de los fiambres, para comprar muzzarella... saqué el número 17, pero oh sorpresa, no había indicador luminoso, era a la antigua, las empleadas lo decían en voz alta, entonces mi único recurso fue preguntar de cerca a otro cliente en que número iban y a partir de ahí ir sacando la cuenta.

Secretos: Mi tía política vive con mi tío aunque después de casi 40 años solo disimulan que se llevan bien, y vive a 20 metros de mi casa, hoy la vi, y me quiso contar algo de un vecino que ambos conocemos... no tengo la más mínima idea de lo que me dijo, porque al hablar bajito (es un vecino, alguien puede oír) me enteré solo de que alguien le debía dinero a alguien y estaba peleado con algún otro alguien que bien podría ser el mismo alguien del principio, eso, si no se murió, que a fin de cuentas no entendí nada, solo pude identificar claramente al vecino, que le decimos "el chancho", no por lo sucio, sino por lo gordo.

Y en esto de las conversaciones me doy cuenta de lo importante, una vez más, de la vista, es fundamental para saber si la persona de enfrente hizo una pausa o metió una coma en la charla, y por lo tanto, entender el contexto.

Los viejos: lo digo así, pero me suena feo, tengo dos tíos en el sur, de 91 y 88 años, y aunque no lo saben pues fue muy gradual y sus médicos no se lo dicen, oyen muy poco. Hace dos semanas, yo ya sordito, estuve a verlos, hacía 4 años que no los veía y abrazaba, fui con "Olira", y lo pongo entrecomillado porque Olira es de esas personas que no tienen nombre ni apellido, algo le conté una vez a Olinda, Olira fue quien me crió (mi mamá estaba para cosas mas trascendentes de la edad) y Olira es oficialmete "Onila", y Silva de apellido, aunque en realidad el apellido de su papá era Techera y el de su mamá Díaz. Cosas de esa esclavitud encubierta que aún hoy perdura en nuestras sociedades.

Olira escucha bien para tener 81 años, escucha mejor de lo que entiende; pero lo concreto es que en casa de estos tíos me dejé el celular (móvil), y luego, desde lo de Olira, intenté que lo identificaran por su tono, llamando a mi celular.

Como no pudieron, me fui hasta allá de nuevo y lo hice sonar desde su propio teléfono, con la ventaja de que yo identifico la melodía y entonces lo escuché claramente. Entonces los dos reaccionaron, ¡Pero cómo no lo escuchamos!, ¿donde estaba?, estaba acá, Nair, debajo de este almohadón, era muy difícil escucharlo porque estaba muy tapado (mentira, yo lo había escuchado a pesar de mi supuesta sordera)... -¿Y como suena?, entonces tuve la oportunidad de probar sus sorderas.

El celular estaba en el nivel 3 de volumen (de uno a cinco) y Nair lo escuchaba solo a partir de los 15 cm. de su oído, su marido, llegaba casi al metro, y ayer probé conmigo lo mas sordo posible, 12 metros.
Debo comentar que tienen un archivo escrito, en audio, y en video, vastísimo, y entonces, el volumen, aunque siempre al máximo, nunca alcanza; además de cerrar las cortinas, hay que cerrar por completo puertas y ventanas si algo se quiere escuchar.

TV: Imposible, sí, oigo y veo que en Sony están dialogando, pero si no quiero molestar al vecino (que tiene un bebé recién nacido) y que no me molesta a mí, debo esperar al día o ponerme auriculares, de otra forma, a pesar de que tengo la tele lejos de las paredes externas, molestaría a todo el barrio, entiendo, por fin, la real importancia de mi actual trabajo, los subtítulos, aunque nunca podrán suplir al oído; ver una peli o serie sin sonido ambiente, no tiene la menor gracia, a no ser que sea un aburrido documental.

Comunicación diaria: "¿Qué?!", se transforma en la palabra mas usada en cualquier diálogo, con lo que ello conlleva, "Perdoná, estoy sordo", es otra común. Y siempre hay una sonrisa de la otra parte en plan "Éste está bromeando", es que los demás no pueden entender que realmente oigamos poco, y que los obliguemos, sin pedir permiso, a gritar.

"Está sonado tu celular" me dice la Marcela, esa mujercita que tengo como pseudo esposa, y yo, como si de algo natural se tratase, lo saco de mi bolsillo a ver que es, mientras, con razón, ella se muere de la risa. "Entre que Dieter no me escucha y que a mí no me gusta andar repitiendo las cosas calculo que nos divorciamos dentro de poco", bromea (o no tanto) con las amigas.

El lazarillo; en este caso la Marcela, es fundamental, a pesar de parecer agresivo porque te grita, es de una importancia tremenda para decirte gritando ¡Cuidado!, o Mirá, te saludó Martín!!.

Animales: Si lee esto se enoja, porque mi gata, Matsushita, está convencida de que es gente, bueno, ahora mismo está afuera, por alguna azotea, y yo preocupado, porque no oiré si se pelea con algún enemigo o si le pasa algo, cosa que podía hacer hace algunas semanas. Lo mismo al maullar, no sé si quiere comer o no, porque no oigo su maullido, y a pesar de tener toda la comida servida, las que necesitan heladera, se las doy yo, y si no la oigo, de --- acá llegó sana y salva--- si no la oigo debo "leerle los labios" cosa bastante difícil en un animal, perdón Matsu, es una forma de decir, sabemos que sos una niña.

En suma y para terminar: Nadie se muere por estar sordo, por lo menos no directamente, es, también mejor que estar ciego (puedo explicar fácilmente la diferencia pues colaboro en un hogar de ancianos), pero la sociedad le debe a los sordos un mayor respeto, o por lo menos, un mínimo respeto, no es difícil, nosotros, los "normales" pagamos impuestos, y yo exijo, que parte de ellos sean de veras destinados a hacer mas llevadero el tránsito por las calles de la gente con impedimentos, en forma de carteles, rampas, anuncios sonoros, en fin, en forma de eso que tanto nos han prometido y nunca cumplen.

Por lo pronto, sin pedir permiso, porque si lo pido no me lo dan, en cuanto mi albañil tenga un tiempo, voy a hacer una rampa para sillas de ruedas en la vereda de mi casa, ya que el estado no se encarga, me debo encargar yo, y si es necesario dejaré por algún tiempo de pagar alguno de esos impuestos inútiles hasta pagarle al albañil. Además, porque en esta sociedad occidental en la que vivimos nos enseñaron a pedir siempre algo a cambio, también me va a servir para subir a mi casa la moto mas fácilmente. Doble beneficio. Le pinto uno de esos cartelitos de silla de ruedas sobre fondo azul y cumplo con las dos o tres personas que lo necesitan (reitero que somos un pueblo chico).

Mañana (hoy ya) voy a la tardecita a que me limpien los oídos, volveré a mi tradicional 80%, pediré una audiometría, los sistemas de salud no funcionan bien, dudo que me la den, pero si tengo suerte, les comunico mis valores oficiales de audición.

Ah, le dije a Dos Santos (ves Olinda que acá somos todos brasileros?), el médico, que tenía una amiga a la que le habían hecho un implante cloquear, y me contestó: ¿Como está?, bien -le dije- comienzan a reeducarla en Febrero. -Es bravo eso, me dijo.

Si señor, es bravo eso, si yo, que tengo la bendición de no tener ningún problema físico me doy cuenta, por simples circunstancias casuales y escribo al respecto tanto, intentando suplir algo de lo que Olinda ya se ha olvidado (sus inicios con la enfermedad) supongo y mejor afirmo, que "Si señor, es bravo eso". Tomemos conciencia de que si llegamos a los 90 estaremos casi con seguridad igual que mis tíos, guiándose casi solamente por la vista, teniendo la posibilidad de salir solos y sin ayudas a la calle, pero tomando mil precauciones más de las que hoy tomamos, y todo eso, sin considerar la posibilidad de cualquier otra enfermedad o deficiencia mas grave.

En suma y para terminar, ayudemos. Hagamos que esa palabra sea tan fácil de llevar adelante como de pronunciar, a ver, todos conmigo A-Y-U-D-EM-O-S.

Y gracias. Porque gracias es lo que recibiremos a cambio, que es la palabra mas bonita después de AMOR, que existe.

Así que ahora sí, para terminar y darme un gusto, las pronuncio juntas, de loco nomás que soy: GRACIAS AMOR!!.

Un beso a todos, y um abraço de esos que sabemos, um abraço para você, para vos, Olinda.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola mi amor:

Estaís guapísimos ambos dos.

Te diré algo, ¿me oyes?

A ver....


TE QUIEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Olivia dijo...

Muy linda sorpresa, muy linda entrada. Me emociona cuando un oyente tiene una experiencia cercana, y temporal, de lo que es vivir sin escuchar. Por qué no ves de usar un audífono? Existen los intraculares, para tu tipo de perdida, y digitales. No sabés lo bien que funcionan. Por lo menos vas a dejar de ser el antipático del pueblo, jajajajaja. besos grandes Dieter y saudades eternaaaaas.

Dieter dijo...

Publiqué esto originalmente en tu bitácora del Quitémonos, y recuerdo que me contestaste que estaba equivocado en lo del auto, en los sonidos del auto.

Que tu papá te había enseñado a sentir el vehículo por vibraciones, por lo tanto no tenías ese problema.

Mi sordera no amerita aún ningún cuidado especial, hay muy pocas cosas que no oigo, por ejemplo la alarmas muy agudas de algún aparato electrónico pero agudas y débiles.

Y por lo demás mejor escuchar un poquito bajo, porque además de todos los problemas que me conoces tengo uno que descubrí hace poco, y se refiere entre muchas cosas a los sonidos altos, ya llegará el momento de contártelo, porque es muy largo el tema.

Un beso grandote.